El esplendoroso color púrpura, emblemático del poder político y religioso, que lucían los señores de la Gran Tenochtitlán, los mantos de la realeza europea y aun lienzos de varios maestros de la pintura, es el ácido carmínico que proviene, como se sabe, de la cochinilla hembra (Dactylopius coccis), conocida también como grana cochinilla, y de otros insectos en menor cuantía.
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